Políticas de exacerbación del miedo y censura en la gestión del Covid.

La concentración de poder económico y mediático hace aún más apremiante la necesidad de que surjan voces que exijan con firmeza el debate público. Un debate abierto y libre con perfiles no solamente científicos, sino económicos, políticos, filosóficos y éticos.

A medida que pasa el tiempo, el necesario análisis retrospectivo de las políticas gubernamentales y de los grandes medios de comunicación va desvelando hechos que difícilmente se corresponden con objetivos de protección de la salud de las poblaciones frente a la nueva pandemia.

Los interrogantes son muchos y como veremos, salvo algunas excepciones, las líneas generales aplicadas por los gobiernos y las corporaciones mediáticas “occidentales” (leáse la UE y Estados Unidos) no difieren en lo sustancial.

1. Miedo, confusión e impotencia

La militarización del miedo, ante la irrupción de la crisis sanitaria, con la esperpéntica presencia de uniformados del Ejército, la Policía y la Guardia Civil en las ruedas de prensa para informar del Covid y la represión, a veces brutal, en las calles, se aderezó con las terribles imágenes de personas ancianas muertas en situación de total abandono, previa denegación de asistencia en la sanidad pública. Mientras tanto, los hospitales privados exhibían una situación de insultante normalidad y en ellos ingresaban personajes públicos y personas adineradas de todas las edades. Las denuncias presentadas por familiares de personas muertas por “homicidio imprudente, omisión del deber de socorro y denegación de asistencia médica”, han sido archivadas por la Fiscalía.

El resultado fue la creación de una sensación de catástrofe y de riesgo de muerte general para una enfermedad con una tasa global de letalidad de 0,8% (1).

2. La autorización condicional de las vacunas para una situación de emergencia y la “inexistencia” de alternativas terapéuticas.

Con el escenario del miedo bien instalado, se impone la vacuna como única solución.

La relación entre los gobiernos de la UE y de Estados Unidos con las multinacionales farmacéuticas en relación con las circunstancias de autorización de las vacunas ha sido recientemente tratado por mí en el artículo: “La Covid, los gobiernos de la UE y las multinacionales farmacéuticas”.

La culminación del proceso para la autorización de emergencia (en Estados Unidos) y condicional (en la UE) requirió de dos condiciones interconectadas: convencer a la opinión pública de que no existía tratamiento alternativo y la neutralización de la creciente información que contradecía el discurso oficial.

Uno de los cuatro criterios establecidos por la Food and Drug Administration (FDA) para autorizar el uso de emergencia de un medicamento es la “inexistencia de alternativa adecuada, aprobada, disponible”.

El primer objetivo, pues, era situar la vacuna como única posibilidad terapéutica, desacreditando otras medicamentos, que sin constituir la panacea —eso en medicina no existe— estaban demostrando ser relativamente eficaces en tratamientos extrahospitalarios.

A pesar de que 56 países (2) adoptaron el tratamiento ambulatorio precoz para casos de Covid con medicamentos poco costosos, bien conocidos —la hidroxicloroquina (HQC) y la ivermectina forman parte de la lista de medicamentos esenciales de la OMS—, y con una eficacia relativamente alta, no sólo fueron denigrados o minusvalorados por los grandes medios de comunicación, sino que en EE UU llegó a prohibirse en las farmacias su dispensación para el tratamiento del Covid.

FUENTE: elsaltodiario.com LEER LA NOTICIA COMPLETA PINCHANDO AQUI

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