Las pruebas de COVID-19 por PCR no son científicas.
Pese a que el mundo entero depende de las pruebas de RT-PCR para «diagnosticar» la infección por SARS-CoV-2, la ciencia es clara: no sirven para ello. – Torsten Engelbrecht y Konstantin Demeter
Los confinamientos y las medidas higiénicas que se están aplicando en todo el mundo se basan en el número de casos.
Si analizamos detalladamente los hechos, la conclusión es que las pruebas de PCR son inútiles como instrumento de diagnóstico para determinar una supuesta infección por un supuesto nuevo virus llamado SARS-CoV-2.
El lema sin fundamento: «Hacer pruebas, pruebas y más pruebas»
En la rueda de prensa sobre la COVID-19 celebrada el 16 de marzo de 2020, el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró:
«Tenemos un mensaje simple para todos los países: Hagan pruebas, pruebas y más pruebas».
Los titulares de todo el mundo difundieron el mismo mensaje, entre otros por medio de Reuters y la BBC.
«Hagan pruebas, pruebas y más pruebas: ahora mismo ese es el lema y es la única manera de entender realmente cuánto se está extendiendo el coronavirus».
Para empezar, resulta extraordinario que el propio Kary Mullis, el inventor de la tecnología de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), no pensara igual. Gracias a su invento obtuvo el Premio Nobel de Química en 1993.
Por desgracia, Mullis falleció el año pasado a la edad de 74 años, aunque no cabe duda de que el bioquímico pensaba que la PCR no sirve para detectar infecciones por virus.
Pero como dijo, por ejemplo, el especialista en enfermedades infecciosas australiano Sanjaya Senanayake en una entrevista a la ABC TV, en respuesta a la pregunta «¿Qué precisión tienen las pruebas [de COVID-19]?»:
«Si tuviéramos una nueva prueba para detectar [la bacteria] estafilococo áureo en la sangre, ya tenemos hemocultivos, y ese es el criterio de referencia que llevamos décadas usando, por lo que podríamos comparar esta nueva prueba con él. Pero para la COVID-19 no tenemos ningún criterio de referencia».
Además del hecho de que es completamente absurdo incluir la propia prueba de PCR en el criterio de referencia para evaluar la prueba de PCR, la COVID-19 no tiene síntomas específicos propios, como incluso personas como Thomas Löscher, antiguo jefe del Departamento de Infecciones y Medicina Tropical de la Universidad de Munich y miembro de la Asociación Federal de Internistas Alemanes, nos reconocieron[2].
Y si la COVID-19 no tiene síntomas específicos propios, el diagnóstico de COVID-19 — al contrario de lo que declara Watson — no puede ser adecuado como criterio de referencia válido.
La razón de ello es que la PCR es extremadamente sensible, lo que significa que puede detectar incluso trozos minúsculos de ADN o ARN, pero no puede determinar la procedencia de estas partículas, lo cual se debe identificar de antemano.
Y puesto que las pruebas de PCR están calibradas para detectar secuencias de genes (en este caso secuencias de ARN, ya que se piensa que el SARS-CoV-2 es un virus de ARN), necesitamos tener claro que estos fragmentos de genes forman parte del virus buscado. Y para para poder saber esto se debe aislar y purificar correctamente el supuesto virus.
Por lo tanto, hemos pedido a los equipos científicos de los trabajos pertinentes a los que se hace referencia en el contexto del SARS-CoV-2 que prueben si las inyecciones electrón-microscópicas representadas en sus experimentos in vitro muestran virus purificados.
Los autores de cuatro de los principales estudios de principios del año 2020 en los que se afirma el descubrimiento de un nuevo coronavirus reconocen que no tenían ninguna prueba de que el origen del genoma del virus estuviera constituido por partículas de tipo viral o desechos celulares, puros o impuros, o partículas de ningún tipo. En otras palabras, la existencia de ARN de SARS-CoV-2 está basado en la fe, no en hechos.
UN ejemplo es un estudio de Singapur donde se realizaron pruebas a 18 pacientes casi a diario y la mayoría pasaba por lo menos una vez del «positivo» al «negativo» y de nuevo al «positivo», lo que a uno de los pacientes le sucedió hasta cinco veces.
Incluso Wang Chen, el presidente de la Academia China de Ciencias Médicas, reconoció en febrero que las pruebas de PCR «solo tienen una precisión de entre el 30 % y el 50 %», al tiempo que Sin Hang Lee, del Laboratorio Milford de Diagnósticos Moleculares, envió el 22 de marzo de 2020 una carta al equipo de respuesta al coronavirus de la OMS y a Anthony S. Fauci, diciendo que:
«En las redes sociales se ha difundido ampliamente que los kit de pruebas de RT-qPCR [PCR cuantitativa con transcriptasa inversa] usados para detectar ARN de SARS-CoV-2 en muestras humanas están generando muchos resultados positivos falsos y no son lo suficientemente sensibles para detectar algunos casos positivos verdaderos».
«Los resultados positivos […] no descartan infecciones bacterianas o coinfecciones con otros virus. El agente detectado puede no ser la causa definitiva de la enfermedad».
Esto significa que oficialmente se está anunciando como específico el resultado de una prueba que se ha confirmado que no es específico.
Y un resultado «positivo» también puede tener serias consecuencias para los pacientes, ya que entonces se excluyen del diagnóstico todos los factores no virales y se trata a los pacientes con medicamentos altamente tóxicos e intubaciones invasivas. Especialmente para las personas mayores y los pacientes con enfermedades previas, este tipo de tratamientos pueden ser letales, como vimos en el artículo «Fatal Therapie» (tratamientos mortales).
Sin duda, los excesos de mortalidad resultantes están causadas por los tratamientos y por las medidas de confinamiento, mientras que las estadísticas de muertes por «COVID-19» también incluyen pacientes que murieron de una variedad de enfermedades que fueron redefinidas como COVID-19 solo porque la persona dio «positivo» a una prueba cuyo valor no podría ser más dudoso.
FUENTE: Soot.Net Leer la noticia completa PINCHANDO AQUI