La verdadera historia de la Corona de Aragón

La verdadera historia de la Corona de Aragón en contraposición a la manipulación histórica llevada a cabo por el nacionalismo catalán.

Cuando a la muerte de su padre Pedro II en la batalla de Muret, a unos 12 km. al sur de Toulouse, Jaime I accede al trono de la Corona de Aragón en 1213, sus territorios se circunscribían a los representados en la imagen que encabeza este artículo. Fue esta derrota en el contexto de la llamada Cruzada Albigense o persecución contra los cátaros, la que obliga al nuevo rey bajo la protección de los caballeros templarios a realizar un giro de 180 grados y dirigir la expansión territorial hacia el sur.

Prácticamente, Jaime I tuvo que obligar a los nobles aragoneses y catalanes a acompañarle en esta arriesgada empresa de reconquista de los reinos musulmanes de Mallorca, Valencia y Murcia, prometiéndoles honores y riquezas, pero reservando el papel principal a los occitanos que le acompañaban, de su máxima confianza, que tras la derrota y muerte de su padre habían perdido su influencia en el sur de Francia, regiones hoy en día conocidas como Occitania y Provenza.

A la muerte de Jaime I y ampliados por sus sucesores en el trono aragonés, en el momento de su máximo esplendor previo a la fusión de las coronas de Aragón y Castilla con el matrimonio de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, los dominios de la Corona de Aragón se extendían por todo el este de la Península Ibérica, sur de Francia y buena parte del Mediterráneo:

El idioma oficial de la Corona de Aragón fue el Latín, y más tarde se empezó a utilizar el Valenciano también de forma oficial. El Valenciano es la transcripción escrita de la variedad romance occitana que hablaban el rey Jaime I y sus más fieles seguidores, procedentes del sur de Francia y el norte de Aragón, a ambas partes de los Pirineos. El catalán ha sido una forma de hablar occitano residual y contaminada por el provenzal desde el siglo X hasta finales del siglo XVIII, utilizada por una escasa población, la catalana, que en esas épocas era analfabeta en su práctica totalidad.

Por eso no existe literatura catalana anterior al siglo XIX, cuando una serie de «intelectuales» catalanes influidos por los movimientos nacionalistas románticos alemanes e ingleses le dieron forma escrita. Así lo afirmaba incluso Antonio Capmany Surís y de Montpaláu, diputado liberal catalán en las Cortes de Cádiz de 1812, cuando dijo de ella que «era una lengua muerta para la República de las Letras, anticuada, plebeya y desconocida hasta para los propios catalanes».

No existen el catalán oriental y occidental, no existe la literatura catalana hasta el siglo XIX, y lo que ha existido siempre es un conjunto de lenguas romances que forman parte de la misma familia o sistema lingüístico conocido como Lenguas d’Oc, atendiendo a su origen en el sur de Francia, de la que forman o han formado parte el occitano, el provenzal, el aragonés, el valenciano, el mallorquín, el menorquín y, con posterioridad, el catalán.

(Está documentado bibliográficamente de manera muy extensa que el desarrollo gramatical y literario de una lengua como la valenciana es anterior a la castellana y muy anterior a la catalana, si es que se puede decir que esta lengua exista y no sea como nosotros pensamos una variante dialectal de la lengua madre, el occitano-valenciano, como se sostiene en el artículo.)

FUENTE: TRIBUNA LIBRE  ( y opinión sobre el articulo entre parentesis)

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