El covid desencadena una ola de trastornos mentales
María Eugenia López Montejo es una joven de 21 años que en su corta vida ha intentado suicidarse dos veces; durante el confinamiento, pasó la idea por su cabeza en otras dos ocasiones, debido a que tuvo que encerrarse en casa con una persona que ella considera “tóxica”. “Estaba harta de no poder salir ni respirar y quería tirarme por la ventana o beber lejía”, confiesa. Además, la ‘nueva normalidad’ y la distancia social no le están ayudando a superar lo que ella llama “sus demonios” y que le han inspirado a la hora de escribir el libro ‘Casualidades’, con el que pretende ayudar a otros jóvenes con problemas parecidos. A María Eugenia, como a otras muchas personas, con o sin enfermedades mentales previas, la pandemia y la crisis económica les está provocando estados de ansiedad, depresión y que se incrementen o aparezcan las ideas suicidas.
De hecho, los primeros estudios publicados sobre la salud mental tras la llegada del covid señalan que han aumentado entre un 15% y un 20% los problemas para dormir, el miedo, la incertidumbre y la ansiedad, “síntomas que podrían convertirse en una depresión o en un intento de suicidio”, según alertó este miércoles Celso Arango, presidente de la Asociación Española de Psiquiatría y profesional sanitario del hospital madrileño Gregorio Marañón, en unas jornadas organizadas por la oenegé La Barandilla con motivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, que se celebra el 10 de septiembre.
Temor y preocupación
“El covid y las ideas suicidas son la tormenta perfecta”, avisó Arango, porque la pandemia y la crisis económica derivada provocan temor y preocupación en la sociedad en su conjunto, pero sobre todo en los contagiados y sus familias, en los profesionales sanitarios, en las personas con problemas mentales previos o que viven situaciones más duras que el resto. Por todo ello, se está produciendo una silenciosa “ola de trastornos mentales” en unas circunstancias adversas puesto que los recursos sanitarios están volcados en el covid y se “están desatendiendo” otras dolencias o secuelas derivadas de la llegada virus.
Arango puso como ejemplo que los médicos de atención primaria, a los que acuden el 40% de las personas con ideas suicidas aunque no revelen sus intenciones, están ahora desbordados con el incremento de los contagiados, con lo que si antes de la crisis sanitaria la prevención del suicidio ya adolecía de muchas dificultades y carencias, ahora mucho más. Además, la distancia social no ayuda a las personas con trastornos a pedir ayuda ni a su entorno a detectarlos.
Unidades de salud mental a rebosar
En este contexto, la unidad de salud mental de Gregorio Marañón en la que él trabaja tuvo conocimiento del suicidio de varios adolescentes durante el confinamiento y en estos momentos está a rebosar. Y ratifica esta situación María Presa, psiquiatra responsable de salud mental del hospital Gómez Ulla, quien ha detectado un “crecimiento exponencial” de los intentos de suicidio que llegan a su unidad. Por ello, ambos especialistas aprovecharon las jornadas para solicitar al Gobierno que “ponga los medios” necesarios para atajar este problema, aprobando por fin el Plan Nacional contra el Suicidio que demanda el sector.
Hasta finales del 2021 no habrá estadísticas concluyentes sobre si la pandemia ha provocado un aumento del número de suicidios tanto en la población en general como en los sanitarios, debido al estrés al que se están viendo sometidos, pero además de la percepción de los psiquiatras algunos datos ya son indicadores del incremento. Por ejemplo, en La Rioja hasta finales de agosto se han producido 19 suicidios, solo uno menos que en todo el 2019. Y, de confirmarse el aumento, se rompería la tendencia a la baja registrada en el 2018 cuando 3.539 personas se quitaron la vida, 140 menos que el año anterior. Aun así, son 10 suicidios al día, uno cada dos horas y media.
La necesidad de campañas
Ante la magnitud del problema, la asociación La Barandilla, responsable del teléfono de ayuda 911 385 385, solicita al Gobierno que ponga en marcha campañas de concienciación, similares a las de la Dirección General de Tráfico, que ayuden a las personas que quieren quitarse la vida y a sus familias a superar el estigma.
FUENTE: el Periódico Enlace PINCHAR AQUI